Los proyectos: punto de partida para el desarrollo

Los proyectos

Abstract: Queremos compartir algunas reflexiones en torno a la importancia de la «gestión de los proyectos» como instrumento indispensable en el proceso de toma de decisiones tanto a nivel estatal como en el marco de la empresa privada, cuyo entorno está ceñido a una economía globalizada y por los rigores y exigencias propias de la nueva sociedad digital. Quizá la situación heredada de la pandemia, que ha desnudado grandes falencias estructurales no solamente en el sector salud, sino en otros afines y complementarios, como la ausencia de la telemedicina en la rutina de prevención y atención, el déficit de salas especializadas con su dotación completa, la atención a poblaciones vulnerables especialmente rurales, el mejoramiento en la preparación y entrenamiento de personal médico y auxiliar en las escuelas de salud pública, etc., es una buena oportunidad para gestionar con rigor proyectos que faciliten la tarea monumental de recuperar nuestras economías de América Latina y el Caribe y las ilusiones de sus pobladores. 

Es difícil encontrar una herramienta más universal que la «planeación» y su desagregado principal « los proyectos», cuya aplicación se extiende sin excepción a todas las actividades humanas. Los logros de la civilización son el resultado del oficio permanente y natural por parte de profesionales, organizaciones y Estados de concebir, diseñar, estructurar, negociar, ejecutar, instalar, poner en marcha y garantizar la sostenibilidad de nuevos proyectos. Cada vez son más las instituciones y empresas públicas y privadas de todo el mundo que involucran el «proyecto» como unidad básica de análisis de su rutina de gestión y herramienta insustituible en la planeación estratégica. 

Sin querer ahondar en la muy reiterada y siempre oportuna controversia en torno al paradigma de la globalización, que significa que el ímpetu de esta tendencia es de tal magnitud que no hay localidad, vereda o zona de la geografía universal que pueda evadir su influjo. Los productos más autóctonos de la región más apartada del orbe soportan la influencia de la competencia de similares producidos por antípodas, hasta las artesanías más pintorescas tienen que competir en mercados que ancestralmente se manifestaban cautivos. Esta es la globalización, aunque no compartimos buena parte de sus manifestaciones y la forma como se ha venido desarrollando, pues las estadísticas corroboran la ampliación de la brecha de desigualdad en las últimas décadas; además del incremento notable de ejércitos de refugiados en todas latitudes; la deslocalización de las multinacionales en búsqueda de eficiencias para nutrir su capital financiero sin tener en cuenta las condiciones infrahumanas de una mano de obra despojada de los más elementales derechos, no obstante, todo esto corresponde a la revelación más cruda de la competencia, donde solo sobrevive, aquel que garantice mejores ofertas en calidad, cantidad y precio. Por esta razón, los negocios que caracterizarán al presente milenio no tendrán otra arma diferente a la competitividad, basada en la información y el conocimiento, dentro y fuera de las fronteras nacionales.

Aprovechar las ventajas comparativas de otras épocas, como la mano de obra barata, la abundancia y proximidad a los recursos naturales, el crecimiento de los precios internacionales de productos básicos, las economías de escala orientadas a los mercados nacionales cautivos, no resulta en forma alguna suficiente para apuntalar su desarrollo. La concepción moderna de la economía ubica al recurso humano en el centro de la formación de valor, en otra época se creaba riqueza con recursos naturales y financieros, bienes, productos, maquinarias e insumos; hoy y en el futuro, el valor proviene principalmente de las ideas creativas, la innovación, el dominio del saber y su aplicación tecnológica, de la investigación, de la información oportuna y confiable y, obviamente de la capacidad de gestión, que son recetas fundamentales e imprescindibles para garantizar la competitividad en medio de la «economía del conocimiento».

La forma como se están llevando a cabo los cambios políticos en la gran mayoría de nuestros países y los términos en que toma más vigor el proceso de descentralización, se alimenta el deseo de las comunidades locales de forjar su propio futuro. Ante las demandas populares de mayor autodeterminación, los gobiernos nacionales se sienten presionados a delegar poder y recursos al nivel regional y local, permitiendo e impulsando el ejercicio de su propia autonomía.

No cabe la menor duda que la competitividad de los sectores productivos, la eficiencia en los servicios gubernamentales con el acompañamiento de una academia reflexiva, tolerante a las diferentes vertientes del conocimiento y productora y reproductora de ideas innovadoras y prometedoras, y aun disruptivas, son la clave para alcanzar tasas de crecimiento económico adecuadas y la mejor opción para mejorar las condiciones de vida de la población.

Quizás el «gestor de los proyectos» es el profesional que más valor agrega a la economía y a la sociedad. En efecto, cuando descubre una idea ingeniosa o interesante, la elabora, la dimensiona y la valora, origina información y construye argumentos que le permiten visualizarla y recomendarla entre agentes de interés, públicos o privados, nacionales o internacionales. Si estas lo conducen a no ejecutar un proyecto, se crea valor al evitar una acción que no brindaba garantías de éxito. Si se decide ejecutar el proyecto se crea valor al disponer más adelante de una nueva capacidad instalada disponible para la producción de bienes o prestación de servicios. En la medida de su operación va asegurando valor para los propietarios y, obviamente, para la comunidad al disfrutar de un nuevo bien o servicio. Las lecciones aprendidas y las mejores prácticas derivadas de la evaluación expost, corresponden también a un valor agregado que la sociedad recibirá a través de proyectos futuros.

Por esa razón, estamos seguros que nuestra reflexión impulse la formación y entrenamiento de «gestores de los proyectos» y emprendedores de empresas de América Latina y del Caribe, con sensibilidad local y visión global, que movilicen recursos y voluntades, que a manera de modernos alquimistas puedan convertir los sueños y las ideas productivas en realidades contundentes al servicio de nuestras comunidades.

Juan Jose Miranda Miranda

Juan Jose Miranda Miranda

Mi nombre es Juan José Miranda Miranda y he sido profesor en cursos de Formación y Posgrado en buena parte de las universidades de Colombia y en algunos países de la región, también he participado como experto en capacitaciones organizadas por la O.E.A., la Unión Europea y en la Escuela de Altos Estudios Militares.

juanjosemiranda.com

1 Tomado contextualmente del libro GESTIÓN DE PROYECTOS de Juan José Miranda M. 2 Profesor de la Maestría en Gestión y Políticas Públicas en ADEN University (Panamá); Profesor Titular del Programa de Formación Virtual de Posgrado de TOP-Universidad Nacional del Litoral, Argentina; Profesor Invitado Universidad Nacional Tres de Febrero –UNTREF-, Argentina; Certificado por el BID como “Gestor de Proyectos Profesional para el Desarrollo”; autor de los libros: “Gestión de Proyectos” (ocho ediciones, versión impresa y digital); “El Desafío de la Gerencia de Proyectos”(cuatro ediciones versión impresa y digital); “Los proyectos la unidad operativa del desarrollo” (dos ediciones), “Proyectos Factibles”; “Cálculo Diferencial y Geometría Analítica”; publica artículos para GestióPolis y LíderdeProyectos.com.

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